Una medalla para Belén
La novela histórica, bien documentada y oportuna, es otra forma de enaltecer a nuestros antepasados, pues es resulta una modalidad que deja volar la imaginación, sin dejar de quererlos con intensidad. De esa manera se abre el camino para recordar cuánto bregaron nuestros ancestros y el cariño que hemos heredado de ellos. Ese recuerdo es casi la única prueba de amor que podemos demostrarles.
Hallarán en este libro una genuina imaginación de mi parte para poder entrelazar a todos los protagonistas y que encajen en una historia que atrapará. La investigación histórica que nos lleva a principios del siglo XX, nos conduce a disfrutar de una mirada objetiva y un contacto con los personajes de tal magnitud que, como confiesa un lector, “hasta se pueden sentir los aromas de los azahares en la Plaza de Mayo en Buenos Aires”.
Nos persiguen las profundas descripciones de la miseria de la guerra con tanto realismo que las emociones nos embargan, incluso cuando se mezclan con otros infortunios, como lo son las enfermedades y las pestes. En ese momento, los conocimientos médicos le dan veracidad a las heridas y a sus complicaciones que sufren cientos de miles de soldados, la temida gangrena y otras lesiones fatales que arrasan a los combatientes en las trincheras.
El protagonista principal, el enfermero y estudiante de medicina Alejandro Víctor Bousquet sufre por su familia en Buenos Aires y en La Pampa, sufre por sus camaradas en Francia, sufre por él mismo, resentido por su enfermedad y las heridas lacerantes. Encuentra el amor en Marie-Thérèse, un amor necesitado. Ella lo adora y cuida, y cuando él debe regresar a Buenos Aires, le dice que lo esperará… Alejandro se embarca en el vapor Liger vestido con un uniforme mustio por el tiempo, las cintas de las condecoraciones en el pecho y en su alma, la firme determinación de cumplir y aclarar las divergencias con su progenitor.
Al final, los tiempos han corrido inexorablemente. Los descendientes de nuestros personajes aparecen en la escena contemporánea, cuando deciden buscar en archivos, cementerios, hospitales y viejos papeles y fotografías, la luz o las sombras de lo que sucedió, incluso develar el secreto de una medalla de honor en plata relegada en Río de Janeiro. Y en ese instante, el árbol genealógico estrecha sus raíces alrededor de la más joven de las flores del tupido follaje familiar: Belén.