La profesionalización del Ejército Argentino 1899-1914
La expansión profesional del Ejército Argentino a fines del siglo XIX y principios del XX se caracterizó en la reflexión inicial y en las decisiones de la alta conducción político-militar de la República Argentina por la preferencia del modelo prusiano frente a otros en boga. El proyecto, que fuera elaborado y puesto en marcha por las autoridades que ejercieron a finales del siglo XIX, Roca, Campos, Riccheri y Mansilla, entre tantos, se desplegó en tres ejes principales de acción: la contratación de oficiales alemanes como profesores en institutos militares argentinos (más de 30 fueron comisionados a la Argentina) y la consecuente creación de la Escuela Superior de Guerra en 1899 cuyo primer director fue un coronel prusiano, el envío de oficiales argentinos a Alemania para su capacitación y perfeccionamiento en regimientos prusianos a partir de 1902 (cerca de 200 oficiales, y hasta tres cadetes, estuvieron en Alemania) y la adquisición de armas, municiones y suministros militares preferentemente en el exterior y en particular en el Imperio (512 cañones y aproximadamente 100.000 fusiles en 1909).
El amplio plan obedecía a una concepción estratégica elaborada en el seno del Ministerio de Guerra, con una organización ya materializada, pero que carecía de la necesaria doctrina y del suficiente equipamiento.
De esta manera surge la ambición del Imperio alemán, sus comisionados y los representantes de la industria, de instalar una cabeza de puente en la forma de una Misión Militar alemana en la Argentina con objetivos a largo plazo, propósito que fue resistido mediante condicionamientos por el gobierno nacional con el fin de conservar la libertad de maniobra, encauzar la oposición y explotar lo mejor de un modelo que tenía muchos puntos beneficiosos pero al cual había que ponerle límites.
Este libro se expande por las dos orillas de aquella cabeza de puente: las fuentes documentales inéditas de repositorios argentinos y alemanes, relevadas por el autor en aquellos archivos especializados de ambos países, y en sitios que conservan legajos hasta la fecha nunca divulgados.
Es importante resaltar que esta investigación tuvo su apoyatura en un archivo clave, inédito y a la vez revelador: los papeles, cartas, planillas, contabilidad y notas del general Rafael Aguirre, ministro de Guerra entre 1907 y 1910, período de auge de la implantación del modelo, cuando fueron adoptadas las decisiones más renovadoras. Este militar supo conservar sus notas personales y ellas coadyuvaron a dar luz a muchas incógnitas y a ampliar de manera considerable el conocimiento profundo de este fenómeno, que se caracterizó por el enorme esfuerzo en todas las direcciones, aún enmarcado por la oposición y por los a favor, del gobierno nacional y aquellos funcionarios, diplomáticos, militares e industriales acreditados.
Los resultados serían provechosos y perdurarían por décadas, como concluye el autor cuando afirma: “Al cumplirse el 50º aniversario de la incorporación al Ejército Argentino del general Aguirre, el Ministerio de Guerra le dirigió una nota de felicitación donde expresaba el agradecimiento por los servicios prestados en su larga y fecunda actuación profesional, muchas de cuyas iniciativas echaron las bases del progreso de la Fuerza y fueron la herencia destinada a las promociones de oficiales argentinos comprometidos con su Ejército”.